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De catalanes, vascos y "castellanos recios"...
o de como querer ofender y no saber.
Ayer me robaron
Os aviso, ayer en Barcelona me robaron en un semaforo de la Diagonal. Son dos rumanas. Mientras una limpiaba el coche, la otra entro por la otra puerta y robo todo lo que pudo, movil, cartera...
Se trata de una banda completamente organizada, no lleveis las puertas o ventanas abiertas por esa zona, y sobre todo no las mireis ni las hagais caso, quieren distraeros...no entiendo como pudo pasar.
Os adjunto la foto (un poco borrosa) que esta facilitando la policia de la esquina donde se ponen, para que tengais cuidado. Jueces con vocación frustrada....
Pongamonos en situación. Dos fulanos, drogados, para robar en un quiosco de Mérida arrancan una ventanilla y extraen del mismo chucherías por valor de 3,61 euros. Alertada la Policía Nacional, son detenidos. En su fallo condenatorio, la magistrada-juez del Juzgado de lo Penal número 1 de Mérida, Celia Sáinz de Robles Santa Cecilia, escribe como hechos probados un capítulo que debería pasar a los anales de la jurisprudencia y de la literatura universal. Los ladrones, que ya lo eran de antiguo, actuaron con nocturnidad “…aprovechando la impunidad que para la constatación de ciertas actividades ofrecía la bonanza climatológica propia de las noches que caracterizan los albores primaverales”, que así lo explica la magistrada. Y robaron, claro, aunque en palabras de nuestra poetisa con toga, se limitaron a inspirarse en “criterios antagónicos a la usanza habitual para la adquisición de cualquier producto”. Porque, efectivamente, es antagónico a la usanza habitual arrancar una ventana y dejarla en el pavimento “de forma que ya expedito el camino de obstáculos que incomodaban la efectiva realización de los planes de despojo previstos penetraron en el interior del establecimiento…”. Una vez dentro, “con evidente ánimo de obtener un ilícito beneficio”, se apoderaron de su “preciado botín”. A saber: “... una cinta de vídeo de Digimon, un oso de peluche, 69 tabletas de chicle Orbits, dos bollycaos, dos chocolatinas Kinder…”. Todo ello valorado por el propietario en 3,61 euros. Donde nuestra autora alcanza el climax narrativo, pese a la asfixiante ausencia de comas, es en el apartado donde describe la detención de los dos cacos golosos: “…emprendiendo ambos acusados, ya con el preciado botín en su poder, veloz huida, no consiguiendo sin embargo su propósito al ser providencial la puesta en conocimiento del episodio a miembros del Cuerpo Nacional de Policía quienes alertados cumplimentaron eficientemente la orden dada al desplazarse con prontitud al lugar de la sustracción desde donde avistaron a los acusados, iniciándose una rauda persecución que concluyó con el alcance de aquellos…” Amén.
[elnegrozumbon] [10/6/03 16:26]
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[elnegrozumbon] [10/6/03 16:10]
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